Una vez mas las dos españas quedan evidenciadas. Para los sindicalistas los empresarios son explotadores que van a estrujar las rendijas de la nueva legislación laboral y para los empresarios y muchos trabajadores los sindicalistas son garrapatas chupoteras que solo buscan sus propios intereses.
La verdad es que las cosas no son ni blancas ni negras, Carlos Pumares, el critico de cine, lo definió con mucha precisión hablando de películas: “en blanco, negro y una maravillosa gama de grises”.
A nadie se nos escapa que la huelga es eminentemente política, principalmente por que no es sectorial ni de negociación, busca presionar al gobierno. A nadie se nos escapa que los empresarios no son culpables, son victimas en esta huelga, de hecho deberían estar en huelga también.
Pensad por un momento en el ferretero del barrio, a sus dos empleados les han subido el IRPF y de mileuristas han pasado a casi mileuristas ¿A quien pedirán los empleados un aumento de sueldo?, a pagar al final el pequeño comercio y los trabajadores.
¿Por que la huelga si en realidad los empresarios no desean despedir ni pagar menos?, por una sencilla razón: por que pueden.
La verdadera reforma es vincular los salarios a los beneficios, hacia arriba y hacia abajo, la reforma actual permite al empresario vincularlos hacia abajo pero no le exige revertir la situación cuando la causa desaparece y ni siquiera recomienda subir los salarios en caso de maximizar beneficios.
Vuelvo a mi frase de antes: los empresarios no desean despedir. Si, esto hay que tenerlo claro, salvo un grupo de descerebrados, ningún empresario quiere despedir, ni quiere que sus trabajadores estén descontentos.
Y lo mismo de los trabajadores y sindicalistas, salvo descerebrados, ninguno quiere ver a su empresario arruinado.
El problema español sigue siendo de dos españas, de dos conceptos antagónicos y sin ganas de entenderse.