Un amigo me contaba recientemente que estaba “ofuscado” por la decisión de su empresa de trasladarlo a otro centro de trabajo. El nuevo centro de trabajo está a una estación de metro menos de su residencia que su actual puesto. Es decir, mismo salario, mismas funciones y unos 2 minutos al día menos de viaje.
Mi amigo estaba francamente cabreado, no tanto por la decisión que habían tomado si no por los “perjuicios” que esto le causaba. Fundamentalmente su queja es que después de 18 años de tomar café, comer y el carajillo de la tarde en el mismo bar ahora iría a un lugar “desconocido”
Esto me lo contaba y yo lo miraba estupefacto. A mi, que jamas he tenido el mas mínimo reparo a cambiar de empleo cuando ha echo falta, que trabajando he viajado, como decía Serrat “de Algeciras a Estambul”, que he cambiado de residencia, que he sido empleado, empresario, directivo, pringado y con mando en plaza, que en la actualidad, desarrollo mis funciones en el empleo en el que menos estoy viajando de mi vida y aun así, hago del orden de cincuenta mil kilómetros al año, que me he subido a trenes, coches, aviones e incluso barcos en el ejercicio de mi oficio... a mi, simplemente me parecía una postura absurda.
En la conversación y ahondando en el tema, toda la preocupación de mi amigo era la ruptura de su rutina, para mi amigo, el café a las 8 en el bar de todos los días, hablando con los mismos parroquianos, comentando con uno u otro de la oficina, comer en la misma mesa, en el mismo menú (los jueves paella), para el, era causarle un grave perjuicio al que tendrá que adaptarse.
Recuerdo a Miguel, un empresario ya fallecido, que en un momento dado, manteniendo la plantilla de toda la vida tuvo que contratar un par de jóvenes por que los empleados que tenia no se adaptaban al uso de un simple PC.
Que difícil es cambiar y adaptarse.
Mi madre, cuando me veía viajar, siempre me decía: Hijo, ¿por que no te buscas un trabajito?, para mi madre un trabajito era lo de mi anterior amigo, hacer lo mismo por el mismo salario, saber que entraba a las ocho y media y sales a las seis y media y por el camino pasar por el horno a comprar el pan. Saber que con 30 años a las nueve de la mañana dirías “buenos días jefe” y 30 años después, a la misma hora dirías al hijo del anterior “buenos días jefe”.
Que nada cambie, que todo sea estático, que no hayan sorpresas, una tumba en vida ignorando la cultura, la prosperidad, la vida a cambio de una estabilidad artificial. Una tumba en vida que ahora, por cierto, les castiga por que el mercado laboral ha cambiado y no quiere a los estáticos.
Resumiendo: Conservadurismo. El hombre es conservador por naturaleza (Thomas Jefferson)
En Europa no quedan prácticamente gobiernos progresistas, salvo Eslovenia, Grecia, Chipre y España a la que le quedan cuatro días. Esto evidencia que cuando la tierra se mueve bajo los pies, la iniciativa, el progresismo, el riesgo, la sociedad librepensadora, los nuevos emprendedores se asustan y aparecen como peones de la sociedad y en vez de trabajar por generar riqueza, apostar por la mejora, buscan el trabajito rutinario y mal pagado que mi madre quería para mi. Peones de la sociedad que vuelven al pensamiento de antaño, que inventen otros, que otros luchen que si otros luchan y ganan dinero, a mi, llevando el botijo, algo me caerá.
¿Nos extraña que vuelva el conservadurismo, el solar patrio del señorito, la sumisión?, no, no solo no nos extraña si no es lo que ha querido la sociedad y por eso Europa se ha pintado de azul.