No imagino a Bill Gates acercándose a una de las obras de
FCC y cogiendo un pico o una pala, vale, si, es demagogia… vuelvo a empezar.
No imagino a Bill Gates acercándose a una de las oficinas de
FCC, a revisar un contrato, a ver como marchan las cosas o simplemente a
entender como va su nueva y flamante inversión del 6% en FCC. Y no lo imagino
por que el dinero invertido es eso, una inversión, ni aporta ni deja de aportar
nada a las obras de FCC, ni a su trabajo, ni al día a día, quizás algún pijo
que prefiera decir que contrata en la empresa de Bill Gates que en la de otro
gran constructor.
Y como es simplemente eso, una inversión en compra de
acciones, un dinero que sale del bolsillo de uno para ir al bolsillo de otro a
cambio que los dividendos del otro vayan al bolsillo del uno, es una inversión
simplemente especulativa.
Inversiones especulativas que nos han traído a esta crisis y
que estúpidamente aplaudimos una vez más y nuestros gobernantes se llenan de
euforia, pero lo cierto es que esa inversión es nada, nada llegara a lo que
necesitamos, trabajo.
Esos 113.5 millones, los invierte Gates, donde quiera, pero…
os imagináis que esa misma inversión en vez de ir a la especulación hubieran
ido a 113.5 empresas PYMES que con esa inversión crecerían y crearían empleo.
Resumiendo, han pasado dos días desde que nos cuentan que la
crisis se acaba y ya le reímos las gracias a la especulación financiera y
aplaudimos las operaciones magnificentes de dinero irreal que solo provocan que
el trabajador tenga que ser “mas competitivo” (para el que no lo sepa, esto
significa cobrar menos o trabajar mas o ambas cosas), para que un inversor mas gane
dividendos con el mismo trabajo real
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