Hoy hace un mes, estuve en un actocultural, organizado por la facultad de derecho y la de economía de
la Universidad de Valencia, el instituto de derechos humanos de
Valencia y la logia Blasco Ibañez, también de Valencia.
Se homenajeaba a exiliados, entre ellos
al industrial valenciano Paco Soto, del que en Europa hay colegios
públicos recordando su nombre y en España, su tierra, no merece,
parece ser, una calle o una mención. Se hablo también del exilio de
personas de las “colonias españolas” y del exilio interior.
Y de esto ultimo voy a hablar, Carlos
L. Alfonso, Catedrático de derecho del Trabajo, se descolgó con un
ultimo homenaje, se hizo a una persona aun viva y presente en la
sala, representaba el exilio interior, los que se quedaron. Esta
persona lucho por la democracia desde dentro y como anécdota
contaron que fue el único cargo publico que se negaba a hacerle la
pelota al dictador Franco firmando las “adhesiones” que todas las
universidades, cámaras de comercio y organismos oficiales firmaron
en la celebración de los “25 años de paz”
Franco, al menos tuvo una voz
discordante en el mundo de la educación y el trabajo.
Wert, ministro de educación, no tuvo
voces discordantes, todos los rectores lo rezachan.
Incluso con miedo al castigo, el
dictador tuvo su rebelde, incluso con posibles premios, Wert no tiene
quien le escriba. Yo me lo haría mirar.
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