No hace falta remitirse a las imágenes del asesinato de Gaddafi, las represiones de la primavera Árabe o las recientes pruebas de desidia ante el dolor ajeno en China o a cualquier situación barbara de países lejanisimos. No hace falta remontarse a la santa inquisición o a las incursiones vikingas en la costa occidental europea, no hace falta remontarnos a ningún lugar ni época, podemos observar nuestra propia sociedad, actual, democrática, occidental y civilizada, para poder darnos cuenta que seguimos siendo unos animales, dicen que racionales, quizás si, pero en el fondo unos animales.
Quizás algunos individuos, es posible que muchos de nosotros, en el fondo tengamos una ética aprendida o interiorizada por el pensamiento libre, que nos permite considerarnos como una parte fraccional en un estado evolutivo superior a los demás, pero lo cierto es que en el conjunto de la humanidad, si tenemos una sociedad que mal marcha de alguna manera es, por que los mismos animales que somos, para garantizarnos un bienestar, imponemos una violencia coercitiva llamada ley que nos impide comportarnos como realmente somos.
Kaspar Hause (Cine) |
Los casos de niños ferales, demuestran que la teoría del buen salvaje humano, nacida con Socrates y extendida por fray Bartolomé de las casas equiparando el estado natural a la actitud de los indígenas americanos y cito “Los naturales son virtuosos, amables, ingenuos y confiados”, esta teoría, acogida también en las tesis de Rousseau, Tomas Moro o Baltasar Gracián, teoria que pretendia demostrar que el ser humano es bueno por naturaleza, no solo estaba equivocada si no que sin lugar a dudas, sin aprendizaje social, la actitud humana es francamente irracional y no muestra mas signos de organización y relación del que podría tener cualquiera de nuestros homínidos antepasados.
Es la sociedad, con un sistema de tradiciones, costumbres y éticas impuestas de modos coercitivos, desde la familia, a la escuela, pasando por la imposición del estado de una ley común, la que nos separa de nuestra bestia interior y cuando desaparece el miedo, surge el animal que somos y que mucho me temo, queremos ser.
Cuando la ley no existe, llega la brutalidad y no es algo moderno como pudiéramos imaginar, en España tenemos el magnifico ejemplo de los grabados de Goya que reflejan la brutalidad y barbarie a que se llegó en la guerra contra el francés. Nota: uso la expresión “contra el francés” para que se noten los tintes xenófobos de la expresión.
La violación, algo que en sociedad aprendida nos repugna, a falta del miedo al castigo, aparece como arma de guerra o simplemente como satisfacción personal, aparece junto otras manifestaciones de nuestra bestialidad natural, como el sadismo, la violencia gratuita, el robo, el expolio, que se produce ante la falta de la ley, está en nuestra naturaleza.
El cine ha retratado perfectamente esta situación, en lo individual, con “un día de furia” y en lo colectivo en “sin protección”, quiero hacer notar que son películas basadas en historias de personas normales, sin situaciones de guerra o limites.
Podemos pensar, para acallar la incomodidad de pensar que somos animales, que estos casos pudieran ser hechos aislados, actos de vileza cometidos por exaltados que aprovechan la confusión para subir un peldaño en la escalera del sadismo. Lamentablemente no es así. Es nuestra naturaleza.
El experimento de la cárcel de Stanford, donde un grupo de 24 estudiantes simularon la mitad de ellos ser presos y la otra mitad guardianes, a fin de valorar las conductas desarrolladas por el hombre asumiendo los roles sociales que desarrollaban, acabó en sadismo, revueltas, represión, abandono de la higiene, etc, con el agravante que solo 1 de las 50 personas observadoras objetó que el experimento se estaba saliendo se de la conducta humana.
Mi planteamiento es que los humanos somos animales solo domeñados en nuestros instintos por los poderosos sociales, desde antaño jefes tribales a políticos actuales armados con fuerzas de represión y control social, con el único fin de mantener un statu quo que permita que la sociedad avance sin demasiada anarquía. Sin este miedo al castigo, a la soledad de la prisión, al mantenimiento de nuestro techo y alimento o a la misma muerte, no aceptaríamos demasiadas imposiciones de las que llamamos civilizadas.
La anarquía podría hacernos perder nuestra comodidad y por ello, la evitamos, pero en nuestro contexto de crisis donde muchas personas pueden perder la comodidad, puede sacar a ese animal individual que junto con la masa provocaran conatos de rebelión. Vaticino que en los próximos años pese a los recortes que se avecinan, estos, no afectaran a los presupuestos policiales, en este contexto de crisis y de situaciones donde grupos de personas ya nada tengan que perder, puede reaparecer el animal dormido como ya ha ocurrido en Paris, Atenas, Whasinton o Londres.
Las técnicas de control social, la ley, la moral impuesta, la educación de pensamiento único, se van a acrecentar, imponer, publicitar, para dominar a esa bestia que somos los humanos.
Algunos de nosotros, quizás hemos interiorizado esa moral social y aceptamos una civilización donde esas trazas animales las controlamos, pedimos permiso para coger algo o lo pagamos, dudamos antes de tocar a una persona de sexo opuesto tanteando la aceptación, nos vestimos y nos lavamos para coexistir, cuando lo que deseamos es no pedir permiso para coger nada, no esperar aceptaciones y lo del vestirse es un engorro mas allá de protegerse del frío.
Y de entre esos humanos, ya menos animales por nuestro auto-control o miedo a las medidas coercitivas de la sociedad, algunos pensamos que puede construirse una sociedad con libertad, igualdad y fraternidad, mas laicidad, con un orden social abierto e integrador, con derechos inherentes al ser humano donde la razón y la democracia sean la base de una sociedad mejor y mas esclarecida.
Pero, esto implicaría librepensamiento y laicismo, que salvando las distancias del tiempo seria elevarse por encima del trono y el altar y eso, los antaño jefes tribales a políticos actuales, lo ven como una forma de eludir su control social, el statu quo de mantener al animal cautivo y temeroso en vez de evolucionado.
La conclusión es que somos una sociedad de animales solo civilizados por el látigo y el miedo al castigo. Mas brutal, mas bestial, mas feral y en consecuencia mas tiránica, cuanto menos formada y educada esta la sociedad. Lo que refuerza que la relación social es aprendida en base a un modelo establecido y que es contrario o divergente a nuestra naturaleza humana.
La idea de una sociedad anarquista, una sociedad libre, sin mas reglas que la razón en las relaciones, aquella en la que todo ciudadano tenga la instrucción suficiente para vivir en sociedad sin necesidad de leyes o normas, aquel anarquismo ilustrado que nos proponían algunos ilustrados, no funcionaría, bastaría un error para volver a las cavernas.
Por ello, conseguir una sociedad plenamente humana, libre y civilizada, solo se puede conseguir, con ingeniería social, con medidas de control, que canalicen los instintos básicos, lujuria, codicia, envidia, ira y como me descuide, me salen los 7 pecados capitales. La prueba, la tenemos en que cualquier tiempo pasado, sin menos control de la sociedad y menos control a los controladores de la sociedad, esta ha sido mas violenta, con mas desprecio a la vida y a la integridad de personas y bienes.
Sin embargo, entre el humano brutal que estoy retratando y el humano racional que es el que deseamos, esta el humano con conciencia. La conciencia regula internamente la ética y la valoración del bien y del mal, nos convierte en actores de nuestros actos y responsable de las consecuencias que de ellos se siguen. Ahora bien, ¿Es la conciencia un aprendizaje del entorno social o es una impronta de nuestra cualidad humana?.
Genie |
Si volvemos al fenómeno de los niños ferales, estos no nos dan ninguna pista, los mas famosos de ellos han tenido comportamientos dispares, incluso los dos mas estudiados Genie y Kaspar Hauser, en el caso de Genie, en estados unidos, su comportamiento era pacifico y Kaspar Hauser era violento, en cualquier caso, en estos casos, el proceso de la socialización fue extremadamente complejo y a menudo frustrante para los profesionales que se ocupan de su reinserción y para los tutores que las acogen. Suelen pasar de un hogar adoptivo a otro y es frecuente que mueran jóvenes y de modo traumático. Lo que nos da a entender que la conciencia no es mas que otro aprendizaje.
Sin embargo ¿Ese aprendizaje es un cumulo de racionamientos que generan un código de conducta o fue una lista de prohibiciones de los poderosos a fin de mantener sus privilegios?, en cualquier caso, bienvenida la socialización.
La duda que da pie a esta post, el tema que me planteo, es: ¿Es el ser humano bueno por naturaleza como decían los ilustrados enciclopedistas, Socrates y Fray Bartolomé de las Casas o el ser humano hay que controlarlo con represión como defendía Hobbes y los monarcas déspotas encabezados por Catalina II?.
La asunción de la democracia y el sistema establecido, ¿Es un aprendizaje ante la sinrazón o ante el miedo al caos?
Quizás sea la socialización la que corrompe esa esencia pura del hombre, quizás la vivencia en sociedad estructurada, en vez de domeñar al animal, lo saque, por presiones impuestas, necesidad de supervivencia en simbiosis con terceros, la estructura social hace que se traicione la benevolencia idealizada por Socrates y Rosseau.
En las religiones imperantes no se contempla la idea de hombre-animal, dado que el creador no debería haber creado seres esencialmente malvados, por ello distintas herejías hablaron del “rex mundi”, rey del mundo, mundo malo, creado por satanás, origen de las teorías luciferinas. Incluso las religiones que no creen en el hombre brutal, la mayoría de religiones establecidas monoteístas, apuntan a la benevolencia natural, pero estas en si mismas usan el mal, el control social en beneficio propio y como directriz social.
Sin embargo, como en todo, hay un camino medio, la sociedad avanza por la suma de los singulares que la componen, los humanos tenemos librepensamiento, voluntad e inteligencia, que nos permite adaptarnos en la búsqueda de la felicidad como objetivo máximo, dado que esto no existe socialmente y no se si existe individualmente, vamos progresando hacia un equilibrio soportable y este equilibrio es la correa que nos ata y nos limita.
Excelente reflexión con la que estoy de acuerdo en su totalidad.
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