En este mundo traidor, nada es verdad,
ni mentira todo es según el color del cristal con que se mira.
Estas palabras de las humoradas de Ramón de Campoamor, nos dan idea
de la capacidad del ser humano de perder la objetividad y esta
capacidad es aprovechada por terceros para manipular y retorcer las
palabras.
A los liberales se nos acusa falsamente de querer
privatizar lo publico cuando en realidad solemos pedir es la liberalización, que parece
lo mismo, pero no es igual y lo que suelen hacer los gobiernos es
privatizar y no liberalizar.
Como un ejemplo vale mas que mil
palabras dejadme que me invente una situación. Imaginemos cualquiera
de nuestras ciudades donde una empresa municipal tiene una sociedad
publica de autobuses urbanos. La alcaldía gestiona pues los
empleados, paradas, bienes de equipo y rutas.
Privatizar significaría que una
empresa, compra los bienes de equipo y la concesión de las paradas,
asume los gastos de personal y paga un canon por esa compra,
normalmente a precio de saldo por que cuando se privatiza es por que
hace falta dinero y ya tiene el monopolio del transporte urbano en una ciudad. En este caso, los ciudadanos con sus impuestos han
creado una empresa que se la queda alguien que acto seguido sube los
precios a los mismos ciudadanos que le han cuasi regalado la empresa
a través del político de turno.
Liberalizar, seria permitir a cualquier
ciudadano, a cualquier empresa, que pueda crear una linea de
autobuses donde el crea que sea rentable, sin mas concesiones o
permisos que los de cualquier empresa. Quizás, para no ser demasiado
liberal, habría que notificar al ayuntamiento las paradas y las
rutas a fin de ordenar un poco la ciudad.
El ciudadano, ante subir al autobús, valorará limpieza, precio y otros parámetros
de conveniencia.
Pero claro, no queda bien que el
municipio haga la competencia con dinero de todos, si se liberaliza
hay un paso necesario que es la privatización de lo existente. La
diferencia estará que liberalizar de un modo coherente es procurar
que en la gestión de estos autobuses hayan la mayor cantidad de
actores de partida, para evitar monopolios y amiguismos, en el
ejemplo, posiblemente privatizar las lineas una a una a empresas
distintas.
Posiblemente alguien me dirá que
algunos barrios probablemente se queden sin servicio de autobús.
Seguramente ocurrirá, del mismo modo que en los ferrocarriles hoy en
día vamos de Madrid a Barcelona con 4 paradas y hace unos años,
todos los que peinamos canas recordamos los “borregueros” que
paraban en todos los andenes, marquesinas, estaciones y si me apuran
pasos de cañadas reales. Ademas, la empresa publica tampoco es
garantía, las empresas publicas están intentando negociar que
poblaciones limítrofes y similares con actual servicio por que el
dinero sobraba ahora quieren recortar o cobrar a la población
vecina.
Y lo cierto es que con un servicio
liberalizado, si hay clientes diarios, alguien comprará un coche de
9 plazas y dará el servicio
La privatización implica enjuagar
cuentas publicas con capital externo, provocando perdidas al dinero
de todos y la liberalización pretende extender el servicio sin
necesariamente forzar a que lo publico se mantenga latente y
preparado por si tiene que entrar en acción para el bien de la
sociedad.