Un articulo de prensa reciente en relación a la dejación de funciones de un funcionario publico, unido a una conversación reciente con un amigo sobre el mundo del funcionariado me ha hecho reflexionar sobre el tema.
El articulo de prensa, hablaba de un vigilante de un museo, que en vez de cerrar el mismo a las 20:30 horas como indicaba en su horario, simplemente cerro antes de hora dejando a dieciséis visitantes encerrados en el obligando a policía y bomberos a movilizarse para “liberarlos”.
En la conversación que mantuve, este amigo me explicaba que se daba la paradoja, que si un funcionario intentaba matar a su superior, iría a la cárcel, pero al salir, volvería, no solo a trabajar de funcionario, si no ademas en el mismo puesto. Esta exageración (exageración el hecho, no la posibilidad), la indicaba para ilustrar la invulnerabilidad del cuerpo de funcionarios.
¿Puede o tiene que cambiar esto?
Empecemos observando el porque de la figura de un funcionario. Los funcionarios regulado por la reciente LEY 7/2007, de 12 de abril, del Estatuto Básico del Empleado Público, se creó para conceder al estado una mayor seguridad, para conferirle independencia de los vaivenes políticos y para dotarle de una fortaleza en su funcionamiento.
A primera vista, parece que todos los empleados públicos que su función sea vital para el funcionamiento del estado deberían ser funcionarios, policía, justicia, administración y algunos otros trabajos. En consecuencia, otros empleos que realizan funcionarios podrían ser simplemente personal laboral, médicos, vigilantes de museos, bomberos, profesores y otros empleos.
Algunas entidades publicas, lo que hacen es subcontratar la labor publica, (de esto hablare otro día), usando las empresas privadas como una forma de delegar convirtiendo al que de otro modo seria funcionario en trabajador de una empresa.
Francamente, el sistema de funcionariado queda en entredicho por la actitud de subcontratación a terceras empresas ¿no e creó para conceder al estado una mayor seguridad, para conferirle independencia de los vaivenes políticos y para dotarle de una fortaleza en su funcionamiento?, entonces ¿Como es posible que la misma administración que mantiene este sistema recurra al sistema menos independiente, al sistema mas dependiente de los vaivenes políticos y a la economía mas precaria?
Quiero hacer un inciso por si alguien piensa que estoy planteando la no intervención publica en empresas o servicios públicos, todo lo contrario, soy partidario de una educación, seguridad, justicia y sanidad publicas, eficientes y gratuitas para el ciudadano. Lo que estoy criticando que esto se deba hacer con trabajadores mas privilegiados que los acogidos al estatuto de los trabajadores y que ademas sean intocables e invulnerables.
Podríamos entrar en la causística, todos conocemos casos de empleos de funcionarios que por su características necesita tiempos de descanso especiales están mas centrados en negocios o empleos terceros que descansar lo necesario para cumplir con su trabajo. Pero mas allá de la causística. Lo que esta claro, que si un funcionario tiene una plaza asegurada por el estado para ser eficiente, independiente, fuerte y preparado, lo mínimo que se le debería exigir es la dedicación absoluta.
Sospecho que la amplia mayoría del funcionariado son personas justas, honradas y cumplen con su deber, pero hay un porcentaje, que no se cuantificar, se aprovechan de esa invulnerabilidad para hacer de su capa un sayo y faltar a sus deberes por activa o por pasiva.
Por ello, pienso que seria necesario revisar el sistema en algunos puntos. Solo deberían ser funcionarios aquellos que vayan a ocupar puestos esenciales para el funcionamiento del estado de derecho y la administración y deberia haber un sistema de control del trabajo del funcionario así como la posibilidad, en casos graves, de rescindir esta “clase” o “categoria”
Todos los cargos de libre designación, deberán ser previamente funcionarios, es decir los poderes públicos no pueden meter en la nomina de la administración a asesores, directores, jefecillos y similares.
Todos los empleos públicos cuyo cometido sea necesario pero no esencial para el funcionamiento de la administración deberían ser personal laboral, acogidos a contratos del estatuto de los trabajadores según necesidades, con un sistema de contratación estándar, igual en todo el estado (tipo bolsa de trabajo o similar) y sometidos a una revisión de su trabajo como cualquier otro empleado con criterios de rentabilidad (sea esta económica, social o de calidad del trabajo).
domingo, 6 de febrero de 2011
Una reflexión sobre el funcionariado.
Publicado por
Perfil J
en
17:12
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